Una jornada marcada por el recuerdo del Papa Francisco
Este sábado en la localidad de El Rocío, se vivió un día lleno de emotividad y reflexión, en el que la figura del Papa Francisco estuvo presente en cada acto. La comunidad católica conmemoró su vida y legado tras su reciente fallecimiento, que fue seguido con respeto y devoción por todos los asistentes.
Por la mañana, la Asamblea General de Hermandades del Rocío se reunió para preparar la próxima romería. Más tarde, en el Santuario de la Virgen del Rocío, se celebró una misa especial por el descanso eterno del Papa Francisco. La ceremonia fue oficiada por el obispo de Huelva, Santiago Gómez, quien colocó un cuadro con su imagen y una bandera del Vaticano adornada con un crespón negro como símbolo de duelo.
Antes de la misa, tuvo lugar una Sabatina dedicada a la Virgen del Rocío, coincidiendo con el último sábado del mes. En todos los actos realizados durante el día, la figura del Papa Francisco fue protagonista. En su homilía, el obispo resaltó que «es un día especial para toda la Iglesia» y subrayó que estos momentos de duelo también reflejan una profunda alegría espiritual, pues Cristo vive y ha resucitado. Además, pidió a la Virgen del Rocío que nos ayude a vivir esta Pascua con alegría verdadera.
A las 21:00 horas comenzó un rosario extraordinario organizado por la Hermandad Matriz para recordar el Jubileo 2025. Participaron 157 hermandades entre filiales y agrupaciones diversas. Tras la misa, los representantes se congregaron ante el Santuario para realizar el recorrido tradicional por las calles de El Rocío, rezando juntos por el eterno descanso del Papa Francisco y pidiendo guía para los futuros líderes de la Iglesia.
El cortejo culminó con una procesión que rememora antiguos rituales religiosos vinculados a las hermandades rocieras. Presidido por el obispo de Huelva y acompañado musicalmente por el Coro de la Hermandad Matriz, este acto sirvió para fortalecer los sentimientos de unidad entre los fieles. Se recordó especialmente sus intenciones durante sus doce años como pontífice y se solicitó iluminación divina para elegir a su sucesor.